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*Imágenes referenciales
Hace un tiempo atrás, existió un diablillo astuto y sagaz, pero solitario era su andar. Armaba cada lío en Ciudad Magdalein y en cada una de las ciudades del País de Pollito, nadie lo quería, y siempre le reclamaban: Por qué haces tantas fechorías?
Diabolo era su nombre, hijo de un día de calor y mucha pasión, él decía deber sus travesuras a su soledad. Los ciudadanos de Magdalein, trataron y trataron de buscarle un compañero, pero cada uno de los ciudadanos que buscaba ser su amigo, era devorado o quemado sin testigos. Una tarde se le acercó una serpiente a su regazo, Diábolo la miró complaciente y con su gran sonrisa abrió su boca, rápidamente y mostró sus dientes. La serpiente se le enroscó en sus manos, lo miró y le dijo: “Desde ahora seré tu compañera, ya no usarás el fuego para apartar a nadie y te dejaras querer”. Desde ese día Diábolo decía, que no debe haber un corazón solitario, porque toda criatura merece una mascota.
** «Diabolo», el país y su ciudad son parte del imaginario visual de la autora. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
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