Cuadro pintado a mano en acrílico sobre madera
Las noches transcurren tranquilas en Ciudad Magdalein; los patrulleros pasan cada noche, las familias se alistan para dormir… y sin embargo, hay alguien que no deja de mirar a su amada y anhelar volver a verla. En plena Pandemia, qué difícil es enamorarse … .sin embargo; para este intrépido amiguito, las distancias, el confinamiento e inclusive un virus, no serán impedimentos para buscar formas creativas de proclamar su amor.
Tomará su voz, y elevará cánticos de amor para su amada, quien lo mirará complacida desde lejos, y siempre distante…haciéndose desear. Los vecinos cansados, noche tras noche, de tanto derroche de amor, buscarán la oportunidad para hacer sentir su desagrado.
“La vecindad no nos comprende” es un himno visual al poder del amor platónico, ese que nos da nervios y hace que vuelen las mariposas en nuestro estómago; ese amor que es tan idílico, que siempre nos abriga en las frías noches de pandemia.
** «La vecindad no nos comprende», y su ciudad son parte del imaginario visual de la autora. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
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